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Pensándolo bien · El negocio de Ucrania

Pbro. Lic. Armando González Escoto ∙ Dirección de Publicaciones, Sistema UNIVA

Para mantener la guerra, Ucrania requiere de un apoyo mensual de cuatro mil millones de dólares. El país que más dinero ha invertido en esta guerra ha sido Estados Unidos, con una oferta inicial de ciento chenta y tres mil millones de dólares, de los cuales ya ha entregado ochenta y seis mil, situación que pone al presidente Trump en la posición de resolver este conflicto como, cuando y con quien él quiera. También siente que tal condición le autoriza para llamar dictador inepto al presidente Zelensky.

La Unión Europea ha venido desarrollando en esta guerra un papel que va de lo trágico a lo cómico, una marioneta que Estados Unidos ha usado a su antojo, y que se da el lujo de ignorar a la hora de las primeras negociaciones de paz, no obstante, después de Ucrania, ha sido la UE la parte más afectada por el conflicto, en parte debido a su dependencia del gas ruso, pero de igual manera a causa del efecto expansivo que ha tenido para todos la conflagración.

Para quienes somos espectadores comunes todo parecía ir muy bien en aquellas latitudes, la Unión Europea no dejaba de crecer y prosperar, la integración de Rusia en todos los organismos económicos globales, y sus vastas redes comerciales con Europa y con los demás continentes auspiciaban un mejor futuro para todos, hasta que estalló un conflicto que siete meses después hizo volar el gasoducto Nord Stream 1 y 2, el 26 de septiembre de 2022.

Ambos gasoductos transportaban gas desde Rusia hasta Alemania, y eran propiedad rusa en un 51%, y de compañías europeas en el 49% restante. Desde el principio, Estados Unidos consideró que llevar gas ruso y barato a Europa no era una buena idea. ¿Cuál idea? La de una Europa continentalmente unida que incluía a Rusia, y la podría convertir en un nuevo bloque que escaparía al dominio norteamericano. Para estropear este inminente futuro el brexit, logrado en 2020, no bastaba, era necesario fracturar la relación ruso europea, y así, aprovechando la utilidad de Zelensky y los viejos enconos, vino la guerra, meses después dos gasoductos fueron saboteados, acción que podría fácilmente encubrirse tras el telón del conflicto armado, y aún señalar a los ucranianos como los actores de un sabotaje que, por sus características, difícilmente habrían podido lograr, por lo menos solos.

Al principio parecía que la carambola buscaba debilitar lo mismo a Rusia que a Europa, involucrándolos en un conflicto costoso, sobre todo por sus efectos colaterales en la economía europea y que, ya domesticados estos bloques, se podría enfrentar con mayor éxito a China, el verdadero enemigo a vencer, sin duda que era una apuesta verosímil, y no se debe perder de vista, al margen de lo que finalmente suceda en el espacio occidental.

Con el segundo piso de la era Trump aparece otra inesperada jugada: un acuerdo directo de Estados Unidos con Rusia, que deje a Europa nuevamente situada entre dos tenazas, y arruinada y endeudada a Ucrania, todo gracias al oportuno activismo de Zelensky. Del modo que sea, pareciera que en esta guerra lo importante no es quién la gane sino quién la concluya, pues esa acción confirmará su posición de amo del mundo, Ucrania seguirá sometida, la Unión Europea resignada, Rusia agradecida, y Norteamérica será de nuevo grande.

Armando González Escoto

armando.gon@univa.mx

Publicado en El Informador del domingo 2 de marzo de 2025

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