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Comunicación educativa: Un motor de cambio social

Jennifer Álvarez Ángel · Encargada de Pastoral, UNIVA Zamora

La manera de comunicarse en las aulas, en redes sociales, así como en la vida cotidiana, influye notoriamente en cómo aprender y concebir al mundo. Evidentemente en esta era de la inmediatez no existe dificultad para transmitir información; donde radica el conflicto es en la construcción de conocimientos significativos de manera colectiva. Según Berlo (1969) los profesores dan inicio al proceso de la comunicación, mientras que los alumnos cierran este círculo, sin embargo, lograr que los últimos desarrollen el pensamiento crítico es uno de los grandes desafíos que presenta la comunicación educativa. Esto puede evidenciarse con el uso de la tecnología, particularmente de la IA, la cual facilita procesos y a su vez impide nuevas interconexiones o relaciones que permitan la aplicación del conocimiento adquirido obstaculizando así cambios reales en la sociedad.

Cuando la educación promueve el diálogo y la participación, se generan momentos claves donde los estudiantes pueden analizar sus distintas realidades, debatir ideas y proponer soluciones a los problemas que suceden en su contexto. Paulo Freire (1970) destaca que la educación no debe ser un proceso pasivo, más bien, un diálogo constante donde alumnos y docentes construyan juntos el conocimiento. Es así como, la comunicación dentro del salón de clases no debe reducirse a escuchar y memorizar, sino a debatir, compartir opiniones, preguntar y aplicar lo aprendido vinculándolo con sus experiencias de vida. En la actualidad, con el acceso a la tecnología y a la información, este proceso se torna más dinámico; el uso de las plataformas digitales, las redes sociales y los podcasts educativos favorecen para que el aprendizaje ocurra en cualquier momento y lugar, por supuesto que esto da pie a un cambio radical en la manera de relacionarse con el conocimiento.

Colocando en un punto de equilibrio la tecnología y la comunicación efectiva, deben estar en un foco de atención diversos aspectos, entre ellos, aprender a distinguir entre fuentes confiables y noticias falsas; también es clave provocar espacios donde se escuchen todas las voces, promoviendo la inclusión y el respeto por la diversidad de ideas. Para lograrlo, es necesario apostar por estrategias que hagan de la comunicación una herramienta para este anhelado cambio social.

Por lo tanto, será indispensable potenciar la comunicación educativa, a fin de favorecer en el desarrollo integral de los estudiantes, con ello, podrán mejorar su capacidad de expresión verbal y no verbal; mantendrán esa escucha activa que tanto buscan los docentes frente a grupo, llegando así a la verdadera construcción de un pensamiento crítico. De manera colateral, existirá el fortalecimiento de los vínculos profesionales entre docentes y alumnos, generando así, un ambiente de aprendizaje más participativo e inclusivo. Lo anteriormente mencionado, contribuirá a la formación de buenos ciudadanos que sean reflexivos y comprometidos con sus realidades.

Algunas estrategias que podrían permitir el logro de una buena comunicación educativa se sugieren a continuación:

Aplicación de metodologías participativas las cuales generan que los estudiantes sean protagonistas de su propio aprendizaje a través de estrategias interactivas, estudios de caso o aprendizaje basado en proyectos. Las metodologías participativas animan al desarrollo del pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad, provocando un ambiente en el que las y los alumnos no solo reciben información, sino que la cuestionan y construyen conocimiento de manera colaborativa.

Uso de herramientas digitales donde se incorporan plataformas en modalidad sincrónica y asincrónica las cuales proporcionan, chats, foros virtuales, videos educativos, podcasts y redes sociales para el proceso de enseñanza; estas herramientas favorecen el acceso a la información y a su vez, permiten que las y los estudiantes interactúen en entornos digitales, desarrollando así habilidades mediáticas para el fortalecimiento de su capacidad al evaluar críticamente los contenidos en línea.

Creación de espacios de debate y asambleas para organizar discusiones dirigidas, mesas redondas y clubes de lectura que estimulen la argumentación fundamentada y el respeto por diferentes opiniones; estas actividades fortalecen la capacidad de los estudiantes para comunicar sus ideas con claridad, escuchar activamente, incluso, construir discursos basados en evidencia.

Capacitación constante a docentes en comunicación educativa; como docentes corresponde la formación continua para continuar con el desarrollo de estrategias didácticas basadas en una comunicación efectiva. Un docente que domina las habilidades comunicativas puede generar un ambiente de aprendizaje más inclusivo y motivador, asegurando que todos los estudiantes tengan la oportunidad de expresar sus ideas y ser escuchados.

Fomento de una cultura de diálogo en la educación promoviendo la comunicación asertiva y la escucha activa en el aula y en otros espacios educativos. Es fundamental la implementación y seguimiento de programas de educación emocional y mediación escolar a fin de ayudar a las y los estudiantes a gestionar conflictos de una forma pacífica en aras de construir relaciones basadas en el respeto y la empatía.

Aprovechamiento de eventos globales para fortalecer valores educativos viviendo el Jubileo 2025, con su mensaje de esperanza, reconciliación y solidaridad, sin duda representa una gran oportunidad para reforzar la comunicación educativa basada en valores. A través de actividades que fomenten el diálogo intergeneracional, la reflexión y el compromiso con el bien común, se pueden generar espacios de aprendizaje en los que los estudiantes no solo adquieran conocimientos, sino también desarrollen una conciencia social activa y un verdadero significado de la identidad católica.

Sin duda, la comunicación educativa debe ser un factor clave que permita la formación integral de ciudadanos críticos, con compromiso y, sobre todo, capaces de transformar su realidad. Es indispensable, apostar por una educación basada en el diálogo y la participación, puesto que no solo abona al aprendizaje significativo, sino que fortalece las bases de una democracia participativa y, por ende, una buena convivencia social. Hoy más que nunca, es necesario aprovechar todas las herramientas a nuestro alcance para que la comunicación sea un puente hacia un futuro más justo e inclusivo.

 

Referencias bibliográficas

  • Berlo, David K., (1969). El proceso de la comunicación. Introducción a la teoría y a la práctica, 2ª Edición, El Ateneo, Buenos Aires, 1969
  • Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
  • Jenkins, H. (2009). Convergence Culture: La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. Paidós.
  • Pontificium Consilium de Nova Evangelizatione (2023). El camino del Jubileo 2025.
  • UNESCO (2017). Educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible: objetivos de aprendizaje.
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