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Diálogos sobre Maternidad: “Pues pégatelo, mija”

By 3 septiembre, 2024septiembre 24th, 2024Voces Invitadas, Voces UNIVA

Jimena Velázquez · Cofundadora de Mat Crianza A.C., asociación para la maternidad, crianza y neurodiversidad 

Revisando mi historial de consultas de lactancia, me di cuenta de que las mujeres sí quieren amamantar. He revisado estadísticas a nivel nacional y cerca del 95% de las mujeres quieren hacerlo. 

Curiosamente, al primer mes, ese porcentaje se cae a casi la mitad, y después del tercer mes, termina por ahí del 33%. Y yo sólo puedo pensar: “¿Pooooooooor?” 

Mucho se habla de todo el trabajo que hacen los organismos públicos, la Secretaría de Salud, la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, entre otras, respecto al tema de la lactancia. 

Sin embargo, las estadísticas no nos muestran un avance en este sentido, tendríamos que mejor preguntarles a esas mujeres: ¿qué es lo que está pasando? Y yo te voy a contar un poco de lo que he aprendido en los grupos de apoyo y el círculo de crianza que se reúne en mi casa cada mes. 

Las historias de terror sobre los primeros días de su lactancia, los pezones sangrantes y bueno, no necesariamente yéndonos hasta los primeros días en casa de la madre sola con un recién nacido. Esas historias de terror muchas veces comienzan dentro del mismo hospital. A los pocos minutos de haber nacido ese bebé, la enfermera que llega y pellizca tus pezones, la enfermera que llega y te da una especie de artefacto hecho con una jeringa para que tu pezón “se forme”, se ponga en posición adecuada para poder amamantar a ese bebé; los masajes, los pellizcos, la manipulación forzada y además innecesaria, el trato indigno y la famosa frase “Pues pégatelo, mija”. 

Es cierto que casi el 95% de las mujeres queremos amamantar cuando estamos embarazadas. Es una situación que hemos aprendido porque bueno al final la lactancia es el mejor alimento, ¿no? El discurso pasivo-agresivo anda con todo en redes, (si amamantas eres buena mama… y si no, pues te juzgan) 

Pero yéndonos a la raíz, es interesante pensar cómo los temas de salud sexual se abordan desde edades tempranas. El libro de tercero de primaria contiene ya las fotografías de los aparatos reproductores masculino y femenino y se comienza a hablar de esta situación. A lo largo del resto de la primaria secundaria, preparatoria hablamos de métodos anticonceptivos, prevención de enfermedades de transmisión sexual. Pero, en ningún momento del periodo escolar se habla de temas de paternidad, de maternidad, de lactancia, de parto respetado, de violencia obstétrica, incluso de salud mental y crianza. Estos temas se quedan guardados en un cajón y tristemente salen a la luz, una vez que el daño está hecho. Tendríamos que pensar y reconsiderar proveer a los jóvenes desde edades tempranas información importante respecto a estos temas que forman también parte de la salud sexual. 

Por supuesto es importante hablar de salud sexual, pero también es importante hablar de qué sucede cuando estás embarazada y decides tener al bebé. Muchas de nosotras nos topamos con pared porque nos bombardean de mitos, el personal de salud está desactualizado, las visitas en tu casa dándote mil recomendaciones que de nada sirven y el famoso “pues pégatelo, mija, se tiene que hacer callo” se vuelve el peor enemigo de cualquier mujer en este periodo. 

Porque entonces, si algo no funciona bien, si sientes dolor o si estás sangrando, es culpa tuya porque no lo estás haciendo bien. Porque el comentario en los grupos en donde las mujeres van y piden apoyo es “pues no tendría que dolerte, si te duele lo estás haciendo mal”. Pero entonces, ¿quién te dice como sí?, ¿quién te muestra como sí? 

Históricamente, no tenemos un referente, no somos una especie que tenga un referente hoy en día de cómo sí se debe amamantar, no lo aprendimos viendo a nuestras madres, a nuestras abuelas, a nuestras hermanas, eso lo perdimos.  

Estamos tratando de recuperar esta parte vital en cualquier especie mamífera de amamantar, pero sin haber tenido la experiencia visual y el reconocimiento, el aprendizaje de la manada que tienen otros mamíferos. 

Entonces si duele, ¿de quién es la culpa?, en la fallida experiencia de lactancia ¿de quién es la responsabilidad? Si pensamos en quién tendría que ser responsable de esto (y me voy a mi propia experiencia acompañando lactancias desde hace más de 6 años) la cultura de la lactancia tiene que ser una cultura universal, le corresponde a todos, en todos los lugares, en cada espacio que esa mujer visite con su bebé. 

Tendríamos que estar acompañadas, no juzgadas. No con miradas incómodas, no relegadas a un baño para poder amamantar a nuestros hijos. Sin miradas morbosas y juiciosas que lo único que hacen es perjudicar a nuestra propia especie. 

La lactancia no debería doler, sin embargo a veces sí duele. No es un error de la madre, hay muchísimas situaciones, emocionales, fisiológicas, posturales, y más que pueden resultar en una lactancia dolorosa, y perdón, pero si no has estado ahí, no sabes que se siente. 

Dediquemos más tiempo y recursos a acompañar y menos a juzgar, hagamos popular el regalar una consulta de lactancia y no pañales en los baby showers. Enseñemos desde edades tempranas el cómo sí. 

Comunicación Sistema UNIVA

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