
Álvaro Belmontes Montaño· Estudiante de Ciencias de la Comunicación y Asistente de Investigación, Campus Guadalajara.
De acuerdo con el Estudio Digital 2024, elaborado por las organizaciones We Are Social y Meltwater, el número de usuarios de redes sociales en México equivale al 70 % de la población, es decir, más de 90 millones de usuarios en el país. El estudio refiere un incremento de 6.5 millones de usuarios desde principios del 2023 hasta inicios del 2024.
La evolución del Internet y la creación de plataformas sociales han facilitado la búsqueda y la difusión de información, el contacto e interacción social, la manera de trabajar, estudiar y educar, entre otras cosas. Las redes sociales han revolucionado la forma en que nos comunicamos, expresamos y nos percibimos a nosotros mismos. Han pasado de ser simples plataformas de interacción a ser espacios donde se moldea y se construye la identidad personal, teniendo un impacto en la autoimagen y autoestima.
La Nueva Escuela Mexicana define la identidad personal como “el conjunto de rasgos que les caracterizan como individuo y a su vez les diferencian de los demás.” Los medios sociales son un escaparate de nuestras vidas y las de otros, donde constantemente estamos conociendo las mejores versiones de los demás, las cosas positivas y admirables de sus vidas, lo cual puede llevar a comparaciones que resulten perjudiciales.
En 1954, Leon Festinger, psicólogo social, propuso la “Teoría de la Comparación Social”. En ella estableció que las personas evaluamos nuestras propias capacidades y habilidades comparándolas con las de los demás. Este fenómeno puede disminuir nuestra autoestima al considerar que no estamos a la altura de ciertos estándares y/o estereotipos como los reflejados en redes sociales.
Las plataformas sociales muchas veces funcionan como una especie de “medidor” de aceptación que se basa en «likes», seguidores y reacciones positivas. La necesidad de valoración o aprobación puede llevar a la ansiedad y a una disminución de la autoestima cuando no se recibe la validación esperada, así como a un sentimiento de rechazo o fracaso. Por otro lado, el tratar de aparentar una vida perfecta en redes genera una distorsión de la realidad y paradójicamente puede llevar a un sentimiento de insatisfacción.
Algunos riesgos de compartir información personal en línea son la pérdida de privacidad y el que nuestra información sea utilizada indebidamente por terceros, desde estafadores hasta acosadores o incluso secuestradores. Además, una vez que algo es publicado en línea, es muy difícil borrarlo de manera definitiva. Otro riesgo asociado con las redes sociales e identidad es el ciberacoso. La facilidad con la que la gente puede ocultar su verdadera identidad en línea permite que el «bullying» se propague con mayor velocidad; además, ciertas redes permiten que los acosadores actúen prácticamente sin miedo a sanciones o represalias. La suplantación de identidad es otro importante tema a considerar.
A pesar de los riesgos, las redes sociales también ofrecen beneficios significativos, particularmente en cuestión de conexión e interacción social. Estas facilitan el contacto con amigos en cualquier parte del mundo de manera instantánea, pudiendo compartir momentos importantes y sentirse cerca de sus seres queridos sin importar la distancia física. La capacidad de conectar con otros se puede extender a grupos o comunidades en redes que comparten intereses con nosotros, ayudándonos a generar un sentido de pertenencia y apoyo con algún grupo o sector. Esto puede ser mediante un club de fans de algún artista, un equipo deportivo, etc.
Para los profesionales, los medios sociales representan una manera de establecer una marca personal y generar relaciones y una red de contactos que pueda ser útil para su labor profesional. En conclusión, las redes sociales tienen un papel muy importante en la construcción de la identidad personal y autoestima.
Si bien es cierto que ofrecen muchos beneficios, como la conexión e interacción inmediata y son una plataforma de autopromoción y expresión personal, también presentan riesgos que pueden afectar de manera negativa la autopercepción y la salud mental de las personas.
Debemos ser conscientes de los efectos de la comparación social y la búsqueda de validación externa. Además, considero prudente que se eduque desde edades tempranas sobre el uso correcto y responsable de las redes sociales para que los jóvenes sepan identificar riesgos y utilicen estas herramientas de manera provechosa. Es importante encontrar un equilibrio y usar estas plataformas de manera consciente y saludable para aprovechar sus ventajas y no ceder ante sus trampas. Crear una relación sana con las redes sociales ayudará a crear y mantener una identidad personal auténtica.