
Mtro. Juan Manuel Madrigal Miranda • Docente en UNIVA Zamora
Hace unos días un apreciado amigo, distinguido urbanista y ambientalista, académico universitario residente en Morelia, Mich., afirmó en un grupo de WhatsApp que compartimos, que el cristianismo es responsable en gran parte por la destrucción ambiental de este planeta. Ante esta afirmación y en honor a la verdad van las siguientes líneas.
Toda comunicación tiene una intención, el lenguaje, el ser conscientes y el pensar son intencionales, como lo vio acertadamente Jean-Paul Sartre en sus análisis sobre la mente humana. Usualmente, las narraciones humanas en última instancia se mueven entre el materialismo e idealismo, según la importancia que se le dé a la materia (átomos) o a la conciencia (idea, mente). Al respecto, mi posición es que materia y conciencia son inseparables, interdependientes, se iluminan recíprocamente.
Históricamente, la tesis de que el cristianismo ha ayudado a la presente crisis ambiental data de 1967 con Lynn T. White, historiador norteamericano, en su obra “Las raíces históricas de nuestra crisis ecológica”, donde este autor basa su tesis en el libro bíblico del Génesis 1:26, donde se habla de la relación del ser humano con la Creación (naturaleza). La palabra que ha dado lugar a la polémica es la traducida como “dominio” o “autoridad”.
Al respecto, recordemos que los textos bíblicos fueron originalmente escritos y traducidos usando el arameo, hebreo, griego y latín, y de allí a muchas lenguas del mundo. No hay “pureza” u originalidad absoluta en los términos, sino traducciones, interpretaciones, intenciones.
La interpretación de Lynn T. W. causó un gran impacto mundial hasta hoy, de aquí estas líneas. Es también importante tener presente que es un error tomar la parte por el todo, y en no distinguir entre religión y espiritualidad. Y lo más importante: ¿Se habla desde el materialismo o idealismo? ¿Qué calidad ética, y qué consecuencias tienen nuestras posiciones ideológicas y políticas?
Existen grandes científicos que a la vez son muy religiosos y espirituales, y cristianos, como Newton, Descartes, y sacerdotes católicos como Mendel (genética), y hoy día también abundan. También hay destacados científicos ateos y que son personas muy éticas y compasivas. El actual dalái lama dijo sabiamente que la mejor religión es la que te haga mejor ser humano.
Podríamos hacer un recorrido histórico sobre la historia del cristianismo y su relación con la naturaleza pero por economía solo recordemos a san Francisco de Asís y a santa Clara, y a algunas Órdenes mendicantes que revolucionaron al cristianismo.
Las Órdenes religiosas cristianas (agustinos, benedictinos, etc.) a través de cientos de años han vivido cotidianamente dando ejemplo de sustentabilidad ambiental, personificando ideales ambientalistas de hoy como la frugalidad, no-consumismo, poco gasto de energía, vegetarianismo, servicio a la comunidad, producción de sus propias frutas y verduras, vivir en contacto con naturaleza, fraternidad, comunidad, y sobre todo dando testimonio con su estilo de vida de que la vida es un regalo, don, sagrado, al cual hay que venerar cultivando constantemente pensamientos y emociones benignas para todos y todo, incluso amando al enemigo.
La esencia del cristianismo y de otras religiones benignas como el budismo, psicologías, e ideologías humanistas, es ver al mundo externo como un espejo de nuestra mente personal. Hoy, la gran tarea para las religiones, éticas y espiritualidad universal, es la redención de la experiencia humana y la redención de la naturaleza, pues ante la violencia que campea hay que construir la convivencia global en paz, amor y justicia, entre los humanos y con los manantiales, bosques, piedras, venados y jilgueros…
Hay que reconocer que a veces pillos se apoderan de las instituciones religiosas (no de su espiritualidad) y que las credenciales por si no hacen al corazón compasivo y justo. Es muy probable que si un solo día dejaran de hacerse buenos actos inspirados por el cristianismo, el budismo, islamismo y otras nobles creencias, entonces este mundo olería a podrido, pero esta fresca mañana está bañada por el fragante aroma de una milagrosa gardenia aquí a mi lado…