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Del plato a la pizarra: El bocado del saber

Dayana Marisol Segoviano Munguía y Aldo Ernesto Íñiguez González · Estudiantes de la Licenciatura en Médico Cirujano, UNIVA Guadalajara

Como estudiantes de medicina, nuestra estancia en la escuela va en aumento, iniciamos desde las siete de la mañana y nuestro horario de salida puede ser tan variado, que hasta se podría pensar que ya vivimos en la universidad. Vivimos cada semana siguiendo la misma rutina, los mismos horarios de clases seguidas, corriendo con el reloj en la mano, con miles de tareas y actividades que hacen que nos olvidemos de nuestras necesidades básicas como el alimentarnos correctamente.

¿Sabías que la alimentación tiene un papel fundamental en nuestras habilidades cognitivas y en el aprendizaje? Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las personas necesitan de una buena dieta para crecer, prevenir patologías, desarrollarse y tener la energía necesaria para rendir durante el día, y sobre todo para estudiar, aprender y tener una mejor retención de información.

Si nos aseguramos de mantener un estilo de vida saludable y una dieta adecuada a nuestras necesidades, podemos garantizar un buen funcionamiento de nuestras neuronas y neurotransmisores, lo que resulta en una mejora en el aprendizaje, análisis, pensamiento rápido, memoria, pensamiento crítico y concentración. De esta manera nos aseguramos de renovar la calidad del sueño, el estado de ánimo y la energía para nuestras actividades diarias. Es importante llevar una alimentación balanceada y personalizada según los requerimientos individuales, siempre acompañados de la mano de un nutriólogo. De esta forma aseguramos un buen desempeño académico.

Hacer esto podría sonar sencillo, pero la realidad es que comer sano no es tan fácil de llevar a cabo viviendo una vida apresurada y sin tiempo, donde es más frecuente la venta de comida que podría considerarse no tan saludable y es de preparado rápido en las cafeterías y tiendas cercanas. Muchas veces olvidamos el detalle de cuidar de nuestra salud para preservar la de otros, pues dejamos de lado el hecho de buscar un equilibrio entre la vida académica y personal. Por eso es importante tener pequeños espacios entre materias para poder tener un refrigerio y mantener un mejor rendimiento físico y mental durante el horario de clases. Tener un receso para comer nos puede ayudar a revitalizar el cuerpo y la mente, lo que resulta en una mayor productividad, eficiencia, y nos llenaría de energía para regresar al estudio con ánimo. Además, está comprobado que el no alimentarse a las horas correspondientes, es un factor determinante para liberar cortisol, y en aumento constante, nuestro sistema inmune se ve afectado.

La frase de “Está de malas porque no ha comido” tiene parte de razón, pues está demostrado que la falta de comida y la deficiencia de vitamina B6, nos puede llevar a un estado de irritabilidad, fatiga y nerviosismo, lo que disminuye el enfoque de estudio en

las personas. Es sumamente importante tener un horario establecido para comer de manera correcta y saludable, con esto podemos asegurar un buen desarrollo académico. De acuerdo a la Escuela de Medicina de Harvard, una dieta saludable mejora el desempeño cerebral y puede ser beneficiosa para el corazón.

Si bien no existe un alimento único que garantice un excelente funcionamiento cerebral, pero llevar a cabo un plan alimenticio saludable puede mejorar la capacidad intelectual, asegura una publicación de la Escuela de Medicina de Harvard. Las investigaciones han demostrado que los mejores alimentos para una buena gestión cognitiva y que protegen el corazón y los vasos sanguíneos, incluyen principalmente: Grasas buenas, principalmente en forma de omega 3, Complejo B, consumir Hierro, Magnesio y Zinc contribuyen en la función cognitiva.

Cuando éramos niños, soñábamos con tener un recreo largo para jugar, y apenas treinta minutos alcanzaban para comer y se pasaban muy rápido… pero ahora, desearíamos mínimo tener ese tiempo para poder despejarnos un rato, y estamos hablando no solo de nuestra salud física, sino mental. En la carrera de Medicina de UNIVA, hemos podido notar que conforme avanzan los semestres, los horarios de los estudiantes se han visto reducidos, a tal grado de pasar horas seguidas de clase sin tener algún espacio para poder comer, ocasionando que muchos alumnos vivan en constante estrés y tengan que malpasarse y llevar un horario de comida en desequilibrio.

Por eso nos preguntamos, ¿qué estamos haciendo? ¡Descuidando nuestra salud! Y como futuros médicos, tenemos que ser coherentes, pues nos enseñan el buen funcionamiento del cuerpo y la importancia de un estilo de vida saludable, pero no la ponemos en práctica. Es una carrera demandante, necesitamos de toda nuestra capacidad mental y cognitiva para memorizar y procesar toda la información y conceptos nuevos, pero entonces, ¿cómo se transformaría nuestra experiencia universitaria si tuviéramos un receso establecido para desayunar y comer?

REFERENCIAS

Ibarra Mora, J., Hernández Mosqueira, C. M., & Ventura-Vall-Llovera, C. (2019). Hábitos alimentarios y rendimiento académico en escolares adolescentes de Chile. Revista española de nutrición humana y dietética, 23(4), 292–301. https://doi.org/10.14306/renhyd.23.4.804

Vilaplana i Batalla, M. (2016). Alimentación y neuronas. Farmacia profesional (Internet), 30(6), 17–20. https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-alimentacion-neuronas-X0213932416603690

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