Skip to main content

Janishka Aceves Vaca · Estudiante en Nutrición

Nunca imaginé tener que escribir palabras que dolieran tanto, no por una crisis existencial ni por una idea loca sacada de mi cabeza sin tornillos durante la noche, pero creo que es algo de lo que se tiene que hablar y gritar hasta que haya un cambio o mejor dicho, una solución de inmediato.

El día de hoy emergió ese miedo otra vez.

¿Miedo?

No miedo, pavor.

Siempre he vivido alerta; miedos tan simples como leer enfrente de todos y equivocarme, miedo a regarla con una decisión que haya tomado imprudentemente. Sí, cosas tan cotidianas, pero que por lo menos tengo la oportunidad de sentirlo y aprender de ello.

Mis instintos siempre me cuidan fuera de las rejas, lo cual me termina desarrollando ansiedad, depresión y miedo a salir de casa; literalmente vivimos como si nosotros fuéramos los criminales, los seres más peligrosos detrás de los barrotes y somos los que tenemos que estar siempre con la guardia arriba y desconfiar de nuestro entorno como si todos los días camináramos como gacelas en una llanura llena de hienas hambrientas. Y sí, el ser humano es un virus, pero no hablo del ser humano como depredador buscando sobrevivir, así es como funciona el ciclo de la vida.

Entiendo que, como mujer, da miedo salir de casa sola, en la noche o a la hora que sea. Una de las razones por las que no me gusta salir es porque desde chica se me inculcó ese miedo, y ese sentimiento de estar alerta es lo que nos ayuda a sobrevivir.

¿Pero por qué debo tener miedo cada vez que salgo de casa?

¿Acaso es normal que una chica deba vivir encerrada?

Siempre imagino que salgo de casa y nunca regreso. Esa sensación de arrepentimiento cada vez que me invitan a salir y no me deja disfrutar, ya que me frena la idea dolorosa de ya no volver a dormir en mi cama.

No me dejarán mentir, pero todo el mundo tiene el impulso de cambiarse de banqueta cada vez que vemos a un grupo de personas casualmente caminando por el mismo camino que tú. Luego llegan tus pensamientos y, esas personas a quienes ni siquiera conoces, piensas que te están siguiendo. No sabes quiénes son, pero tenemos miedo porque sabemos lo que puede llegar a pasar si no nos cuidamos.

Sí. Soy una mujer y aún estoy joven. Sin embargo, la violencia no tiene género. También los hombres están en peligro; los hombres también desaparecen y sufren en las calles. Y no, no estoy argumentando por el desequilibrio de igualdad de importancia de la violencia hacia un sexo en específico. Estoy hablando de que se desaparecen a personas: niños y niñas, chicos y chicas, señores y señoras, ancianos y ancianas, gente sin y con recursos. Todos vivimos en peligro todos los días, nadie está exento de nada y es por eso por lo que hoy alzo mi voz.

Aquí en Jalisco tenemos muchas glorietas. Hay cientos y cientos de papeles que dice “se busca”. Muchos pasamos por esos lugares donde nos comparten la imagen de un padre, de una madre, de un hijo, de una hija que no regresó a casa. ¿Qué es lo que hacemos? Ignoramos.

Nunca nos ponemos a pensar lo difícil que es tener a alguien que no volvió. Puede que mañana yo salga de mi casa para ir a la escuela y no llegue a mi clase. Tú puedes salir a correr al parque y ya no regresar a casa. Tal vez la siguiente víctima sea tu hermano, tu hijo, tus padres o alguno de tus amigos.

Todos los días hay secuestros.

Todos los días hay familias que se desmoronan.

Hoy.

¿Qué me hizo hablar hoy?

Lo que vi hoy en las noticias me desgarró. El día 5 de marzo… creo que ya todos se enteraron. Encontraron un centro de adiestramiento sicario y de exterminio con crematorios clandestinos en Teuchitlán, Jalisco. Se localizaron restos de huesos calcinados en un rancho donde narcotraficantes adiestraban a personas, muchas de ellas por la fuerza. Encontraron cientos de zapatos y otros objetos personales. Ver las imágenes en las noticias me desgarró, de verdad que me afectó. Muchos eran hombres, mujeres, jóvenes, y niños desaparecidos desde hace años… sus restos encontrados en este lugar no está tan apartado de nuestras casas. Es increíble, pero lo es.

¿Cuántos no vimos esas imágenes? Las vimos y dolió, a muchos nos perturbó.

¿Cómo no imaginar lo que vivieron las víctimas, esas personas que fueron despojadas de su libertad?

Estos matones reclutaron a las víctimas con ofertas de supuestos trabajos, y los secuestraron en Guadalajara, mi ciudad; dándoles la opción de unirse o morir. Y quienes pasaban las pruebas, terminaban desensibilizándose, listos para servir al CJNG, ya sea tras amenazas o por voluntad propia.

La lucha contra la delincuencia lleva años en nuestro país. Estamos en una batalla entre los mismos mexicanos. No necesitamos ser invadidos para corrompernos, ya lo hacemos entre nosotros. Es increíble pensar que el cuerpo policial, tanto municipal como estatal, están coludidos en este escenario. ¿Cómo es posible que quienes aseguran protegernos sean partícipes de esta masacre? Las personas que encontraron los restos de las víctimas fueron familiares agrupados en el colectivo “Guerreros Buscadores”.

Existe cólera contra el gobierno mexicano. Porque aseguro que, como este centro de exterminación, hay muchos más, y no nada más en Jalisco, sino en todo México. Esperamos que no solo se trate de una indignación fugaz. Sabemos que el gobierno de Trump proclama meterse en los asuntos mexicanos. Si nuestro gobierno mexicano no quiere interferencia de Estados Unidos, está bien, pero entonces esperamos acción por parte de nuestro gobierno.

No dejemos que este evento pase desapercibido. Que, aunque pasen semanas y meses, no se olvide el infierno por el que estamos sufriendo, así como el que nuestros seres queridos desaparecidos enfrentaron.

Hoy alzo la voz por quienes no están. Luchemos por erradicar el sufrimiento.

Comunicación Sistema UNIVA

Author Comunicación Sistema UNIVA

More posts by Comunicación Sistema UNIVA